A todos los Obispos y Administradores
miembros de la Conferencia Episcopal Española

Queridos Hermanos Cardenales, Arzobispos y Obispos: Paz y bien.

Nuevamente me pongo en contacto con vosotros para informaros, después de haberlo comentado con los Miembros de la Comisión Ejecutiva, de la propuesta que nos ha hecho el Patriarca de Lisboa, Mons. Manuel José do Nascimento Clemente.

El día 25 de marzo a las 19:30h se retransmitirá el rezo del Rosario desde la Basílica de Fátima rezando por las víctimas del coronavirus, sus familiares, personal sanitario etc. Presidirá ese acto el Obispo de Fátima, Card. António dos Santos Marto.

Al finalizar el rezo del santo Rosario, el Card. Patriarca de Lisboa hará la consagración de la Península Ibérica y sus islas al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón María.

Creemos que es una hermosa iniciativa y os propongo unirnos a este acto programado desde nuestras casas. Podremos seguirlo a través de la COPE y 13TV.

Sería bueno que diésemos esta información a través de los medios de los que se dispone en cada Diócesis y animásemos a la gente a que se una al rezo del Rosario y al acto de Consagración a la Virgen.

Nos ha parecido hermoso ese acto de unión con la Conferencia Episcopal Portuguesa poniéndonos todos bajo la protección de la Virgen de Fátima a la que tanta devoción se le tiene en nuestras comunidades cristianas.

Seguimos pidiendo al Señor por las víctimas de la pandemia, por sus familiares y por todos los que generosamente están exponiendo sus vidas para ayudar a vencer esta situación tan dolorosa.

Recordamos, de manera especial, a nuestros Hermanos Obispos que han contraído la enfermedad: Mons. José María Gil Tamayo y Mons. Manuel Herrero Fernández.

Con todo mi afecto,


Consagración de la Iglesia en Portugal y España al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María

Santuario de Fátima, Basílica de Nuestra Señora del Rosario, 25 de marzo de 2020

Corazón de Jesucristo, médico de las almas,
Hijo amado y rostro de la misericordia del Padre,
la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas- mira para Tu costado abierto, que es su fuente de salvación, y
Te suplica:

  • en esta singular hora de sufrimiento,
    asiste a Tu Iglesia,
    inspira a los gobernantes de las naciones,
    escucha a los pobres y a los afligidos,
    enaltece a los humildes y a los oprimidos,
    sana a los enfermos y a los pecadores,
    levanta a los abatidos y a los desanimados,
    libera a los cautivos y prisioneros
    y líbranos de la pandemia que nos afecta.

Corazón de Jesucristo, médico de las almas,
elevado en lo alto de la Cruz y palpado por los dedos del discípulo en la intimidad del cenáculo,
la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas- Te contempla como imagen del abrazo del Padre a la humanidad, ese abrazo que, en el Espíritu del Amor, queremos darnos unos a otros según Tu mandato en el lavatorio de los pies, y
Te suplica:

  • en esta singular hora de sufrimiento,
    ampara a los niños, a los ancianos y a los más vulnerables,
    conforta a los médicos, a los enfermeros, a los profesionales de la salud y a los
    voluntarios cuidadores,
    fortalece a las familias y refuérzanos en la ciudadanía y en la solidaridad,
    sé la luz de los moribundos,
    acoge en Tu reino a los difuntos,
    aleja de nosotros todo mal
    y líbranos de la pandemia que nos afecta.

Corazón de Jesucristo, médico de las almas e Hijo de Santa María Virgen,
por medio del Corazón de Tu Madre,
a quien se entrega la Iglesia que peregrina sobre la tierra
en Portugal y España -naciones que desde hace siglos son Suyas- y
en tanto otros países,
acepta la consagración de Tu Iglesia.
Al consagrarse a Tu Sagrado Corazón,
la Iglesia se entrega a la protección del Corazón Inmaculado de María,
configurado por la luz de Tu pascua y aquí revelado a tres niños
como refugio y camino que conduce a Tu Corazón.

Sea Santa María Virgen, Nuestra Señora del Rosario de Fátima,
la Salud de los Enfermos y el Refugio de tus discípulos nacidos
junto a la Cruz de Tu amor.
Sea el Inmaculado Corazón de María, a quien nos entregamos, quien diga con nosotros:

  • en esta singular hora de sufrimiento,
    acoge a los que perecen,
    da aliento a los que a Ti se consagran
    y renueva el universo y la humanidad.

Amén.


 

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