Acompañemos a Jesús en su Pasión dolorosa
¡Pobrecito Jesús…! La pasión cruenta de nuestro Cristo, de nuestro Dios Encarnado, fue una manifestación externa que expresaba un poco la tragedia espantosa de cada momento de los treinta y tres años de su existencia terrena.
Jesús ha visto y ha vivido todos los instantes de nuestra vida pasados en amor o en desamor, siendo para Él su vivir constante. Así que, ese momento presente que a nosotros se nos hace a veces tan insoportable, y que estamos deseando que pase y que, una vez pasado no vuelva más, en Jesús fue su momento presente de treinta y tres años; de modo que Él vivió todas mis sequedades, tristezas y mis entregas de amor puro. En el alma de Jesús fueron vividos todos mis sufrimientos y alegrías, amores y defecciones, siendo yo siempre para Él descanso y dolor.
(Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia)
Descarga el librito que nos ayudará a recogernos y ponernos en la presencia de Jesús, para acompañarle y darle descanso está noche Santa, y mañana en su Calvario.