El Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, ha enviado una carta a los sacerdotes y religiosos con cura de almas de la Archidiócesis hispalense, coincidiendo con el Martes Santo, día en el que tradicionalmente se celebra la Misa Crismal en la Catedral, “ceremonia que cada año todos esperamos con ilusión y a la que acudís la mayor parte de los sacerdotes”, expresa monseñor Asenjo. Un momento, además, en el que tiene lugar la consagración de los santos óleos y se renuevan los compromisos sacerdotales. Sin embargo, “por razones obvias”, señala el Arzobispo, esta cita se pospone este año al 4 de junio, fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.

En su carta, monseñor Asenjo, también en nombre del Obispo auxiliar, monseñor Santiago Gómez, recuerda “con afecto” al clero diocesano y agradece el “excelente trabajo” que están realizando, destacando principalmente dos aspectos:

En primer lugar, don Juan José hace referencia a la oración y al encuentro con el Señor que deben propiciar los sacerdotes, especialmente estos días: “Él debe ser nuestra única pasión, el centro de nuestros pensamientos, el norte de nuestros anhelos, el bálsamo de nuestros sufrimientos, el nombre que nunca debería desaparecer de nuestros labios”. No en vano, el Arzobispo de Sevilla defiende que “sin Cristo, nuestro ser y nuestro ministerio se desvanece y carece de consistencia”. Por este motivo recomienda “tratarlo sin prisas cada día”, porque “Jesús aniquila nuestra soledad, nuestro individualismo y autosuficiencia, construye nuestra fraternidad sacramental, alienta nuestro ardor apostólico y llena hasta rebosar nuestro corazón y nuestra capacidad de amar”.

Por otro lado, monseñor Asenjo se enorgullece de las “grandes dosis de creatividad” que está demostrando el clero diocesano para “servir el alimento espiritual” a su feligresía. Asimismo, y poniendo el acento en los nuevos pobres surgidos de esta crisis, confiesa estar convencido de la “entrega incondicional” de los sacerdotes, gracias a la cual están convirtiendo sus parroquias en “islas de misericordia, de acogida y de fraternidad”.

Al respecto, don Juan José pide a los presbíteros una constante “oración de intercesión para que Dios nuestro Señor se apiade de la humanidad y nos libere de la plaga que está generando en nuestro mundo un dolor inaudito, que hace solo dos meses no podíamos imaginar”. Y aunque ensalza las muestras de compasión, solidaridad y cercanía que está demostrando el pueblo español, también asegura que “nos esperan tiempos muy duros una vez que desaparezca la epidemia”. Una situación, concluye el Arzobispo, ante la que la Iglesia debe seguir respondiendo: “Contribuyamos desde nuestras comunidades parroquiales al restablecimiento de nuestra sociedad hundida y deprimida. Es hermosa la tarea que nos aguarda”.

Esta no es la primera carta que monseñor Asenjo dirige a los sacerdotes en relación a la crisis provocada por la Covid-19, sino que ya el pasado 23 de marzo hizo lo propio en un texto en el que transmitía su apoyo y ánimo y reconocía “sentirse orgulloso” del clero.

 

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