Mons. Saiz: “La conversión personal profunda y la renovación de la vida” es lo que pide el Señor del Gran Poder al término de su Misión
La mañana de este sábado, la Catedral hispalense acogió la ceremonia de acción de gracias por la misión evangelizadora que protagonizó Jesús del Gran Poder, durante 21 días en las parroquias de los Tres Barrios. La Eucaristía, presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, tuvo lugar en el Altar del Jubileo, frente a la talla incomparable de Juan de Mesa, “la representación más sublime de Jesucristo”.
“La conversión personal profunda, una renovación de la vida, es lo que pide el Señor de nosotros, al término de su misión”, refirió el arzobispo durante su homilía. “Él ha de ser el centro al que subordinamos todos los demás elementos: familia, trabajo, ambiente, aficiones, compromiso político, voluntariado”.
Tiempo de gracia
“El Señor del Gran Poder ha venido a visitarnos, y eso nos llena de alegría (…) Nosotros hemos experimentado la acción de Dios, de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, a lo largo de esta Misión evangelizadora que acabará esta noche, y que está siendo un Kairós, un tiempo de gracia y salvación para todos”, expresó mons. Saiz.
El acontecimiento histórico que supuso para la ciudad, la visita de la imagen de Jesús del Gran Poder, a propósito del IV centenario de su hechura, “de nosotros depende que se quede en un bello recuerdo sin apenas influencia transformadora o que marque un antes y un después en el corazón de las personas y de nuestras organizaciones y entidades, así como de las administraciones; una transformación que pueda generar soluciones concretas para resolver las problemáticas más acuciantes”.
A la Eucaristía han acudido monseñor Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito, Teodoro León, vicario general, miembros del Cabildo Metropolitano; sacerdotes y diáconos; autoridades civiles, académicas y militares, miembros de la vida consagrada y fieles laicos; miembros de parroquias, movimientos, asociaciones y diferentes realidades eclesiales, de instituciones caritativas y sociales, miembros de las hermandades y cofradías.
Salvación y fidelidad
D. José Ángel ha invitado a todo el pueblo de Dios, “a contemplar el rostro del Señor, que es todo amor y misericordia; a contemplar su paso firme, con zancada larga hacia el Calvario, donde dará su vida en la cruz por la salvación de todos; a contemplar sus manos grandes, que sujetan la cruz con firmeza, porque quiere ser fiel hasta el final a la voluntad del Padre”.
De esta manera, “su mirada nos pregunta cómo está nuestra vida, qué hemos hecho hasta hoy por Él y por los hermanos más necesitados, y qué estamos dispuestos a hacer a partir de ahora”. El Señor del Gran Poder pide colaborar en la construcción de su Reino aquí en la tierra, “para que en una sociedad que se caracteriza por el ansia de riqueza y de poder, se construya su Reino de justicia y de paz, de verdad y amor”.
Ha llamado también a trabajar por el desarrollo de cada persona y de toda la comunidad, en la familia, en el trabajo, en el barrio, en la ciudad, en la diócesis. “En mis primeros días como pastor diocesano visité algunos de los barrios más pobres de nuestra ciudad, pero constaté también el trabajo que llevan a cabo muchas entidades, unas de Iglesia y otras laicas, una labor extraordinaria llena de esperanza”.
Mons. Saiz Meneses, ante una concurrida asamblea, expresó nuevamente que esta Misión nos ayuda a recordar que el Señor nos ha ido salvando y protegiendo en los momentos difíciles de nuestra vida, y nos sigue sosteniendo con su gracia y amor. Por ese motivo, “es importante que sepamos valorar las cosas buenas y positivas que hay en nuestra existencia. Si nos fijamos solamente en los problemas y dificultades, no podremos percibir todo lo bueno y bello que viene del Señor. Esta memoria agradecida nos da fuerza y luz para cuando llegan las horas oscuras. Porque Dios nos ama y sigue haciendo obras grandes, y está presente entre nosotros; porque el Señor del Gran Poder ha venido a visitarnos, y eso nos llena de alegría”.
400 aniversario de la hechura de la talla
Con ocasión del 400 aniversario de la hechura de la talla del Gran Poder, nació la idea de realizar una Santa Misión en Tres Barrios-Amate. Félix Ríos, para ese entonces, hermano mayor, expuso la idea a monseñor Juan José Asenjo, a la sazón arzobispo hispalense, “que la recibió con entusiasmo”. Sin embargo, la pandemia impidió llevarla a cabo el año 2020, pero gracias a Dios, se ha podido llevar a cumplimiento en el presente año por iniciativa del nuevo hermano mayor, Ignacio Soro, y los párrocos de las parroquias de la Blanca Paloma, Nuestra Señora de la Candelaria y Santa Teresa, con el aliento del nuevo arzobispo.
Una Santa Misión evangelizadora en la periferia de Sevilla
Ahora bien, recordemos, – dijo mons. Saiz- en primer lugar, que la Misión de Jesús es cumplir la voluntad del Padre, llevar a cabo la obra de la salvación de los hombres. Él “no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos”. Para esto ha ido el Gran Poder a los Tres Barrios-Amate y ha recorrido tantas calles y plazas de nuestra ciudad.
“Quien ha visto a Cristo, ha visto al Padre, porque Dios nos ha manifestado su rostro, se ha hecho visible en Jesucristo. Él inaugura de un modo nuevo la presencia de Dios en la historia, y nos muestra el rostro de Dios. Es la respuesta a los grandes interrogantes y aspiraciones del hombre”, reflexionó.
El Señor, quiere, por tanto, “una renovación de la sociedad”. El Gran Poder nos pregunta: “¿Dónde está tu hermano? Hay pecados contra el amor al prójimo o contra la justicia en las relaciones interpersonales, contra los derechos de la persona humana, ya sea contra la vida, la libertad, la dignidad y el honor del prójimo”. Finalmente, dijo el arzobispo de Sevilla, que el Señor nos llama a ser agradecidos, a perdonar, a amar a los demás, a trabajar por nuestros hermanos más desfavorecidos.
Pidamos, por tanto, “la gracia de vivir muy unidos a Él, de experimentar su amor, su amistad, y de participar en su Misión, de la mano de María Santísima, nuestra Madre y maestra”.
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