Es conseguir, entre todos, que Jesús, en la Eucaristía esté acompañado durante todo el día. Es darle nuestro amor y consuelo, y también pedirle su ayuda, que tanto necesitamos.
El Señor te espera incansablemente en la custodia para llenarte de su alegría y de su paz, para descansar en ti y contarte sus secretos, para concederte aquello que más deseas.

Quien acompaña al Señor es el centinela e intercesor, que representa a su familia, a la Iglesia y a la humanidad durante ese tiempo precioso de adoración. Además, la exposición del Santísimo es un tiempo en que Jesús concede gracias especiales a los que con verdadera fe se lo piden.

La capilla del Santísimo de la iglesia parroquial de San Bartolomé es especialmente silenciosa por estar dentro de barrio de la judería, y por ello muy adecuada para la oración.

¡Apúntate tú también para hacer una hora fija de oración! Sólo necesitas organizarte para dedicarle una hora a la semana a Aquel que te ha dedicado a ti toda su Vida. O si lo prefieres, puedes apuntarte como suplente para rellenar los huecos que haga falta cubrir.

Ésta es la ocupación actual que tenemos cada día de la semana y cada hora de Adoración Permanente


Este es el horario parroquial para los horarios de invierno y verano:


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La Palabra de Dios nos enseña:

«Estad siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos».

Ef 6, 18

El Señor se queja:

«Espero compasión, y no la hay, consoladores, y no los encuentro».

Sal 68, 21

Benedicto XVI nos dice:

«Recomiendo ardientemente a los Pastores de la Iglesia y al Pueblo de Dios la práctica de la adoración eucarística […] Además, cuando sea posible, será conveniente indicar las iglesias u oratorios que se pueden dedicar a la adoración perpetua».

Sacramentum Caritatis, 67

La Madre Trinidad nos explica:

«Orar es hacer silencio para apercibir al Amor».

«Orar es estar con el Amor porque a Éste le gusta estar acompañado de los que ama».

«Orar es estar con el Señor como puedas, siempre que pongas lo que esté de tu parte por estar en su compañía».

«Las puertas del sagrario son las puertas del Paraíso, porque detrás de ellas se oculta el Eterno. Por eso, el alma que descubre a Jesús en el sagra­rio se encuentra con el cielo».

«Dios instituyó la Eucaristía para estar conmigo siempre. ¡El Amor es así! ¿Procuro yo estar con él? En eso sabré cuánto y cómo le amo».

«Con Jesús en el sagrario, desahogando el corazón, ¡qué bien se está! Él sabe nuestras congojas y el porqué de nuestras lágrimas; por eso besa al alma con ternura de misterio».

Frutos de Oración 1176, 1182, 1192, 892, 896, 899

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