Mirando el rostro de Jesucristo crucificado, cuando estamos tristes encontramos espacio, paz y consuelo. Junto a sus llagas hemos de poner nuestras heridas, dolores, pecados y yerros. Allí serán curados, lavados, transformados y resucitados, puesto que Él murió por nosotros para darnos su mano y levantarnos.

Read More →
Necesitarás Adobe Reader para leer documentos pdf en este sitio. Descárgalo aquí si no lo tienes instalado