La Sta. Misa es la oración del mismo Cristo, por eso los familiares y amigos se reúnen para celebrar una o varias Misas por un difunto, con el fin de que, si aún tuviera alguna mancha de pecado que purificar, quede limpio por la gracia obtenida en la celebración y pueda entrar en el cielo para siempre.

Entre las Misas de difuntos, la más importante es la Misa exequial, que se puede celebrar todos los día excepto las solemnidades de precepto, el Jueves Santo, el Triduo pascual y los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua. Se entiende por Misa exequial (del latín ex-sequia, que significa seguir, acompañar) aquella en la que la comunidad cristiana acompaña a sus difuntos y los encomienda a la bondad de Dios. En sentido estricto sería aquella Misa en la que está presente el difunto recién fallecido o también la primera Misa ofrecida por él.

Por otro lado, la Misa de difuntos después de recibida la noticia de la muerte, o con ocasión de la sepultura definitiva o la del primer aniversario, pueden celebrarse en la octava de Navidad y en los días en que hay una memoria obligatoria o en una feria que no sea el miércoles de Ceniza o una feria de Semana Santa.

Las otras Misas de difuntos, o Misas «cotidianas», en las que solamente se hace mención del difunto en las oraciones, se pueden celebrar en las ferias del tiempo ordinario en que cae alguna memoria. Estas Misas se celebran en «sufragio» de los difuntos, es decir, como actos piadosos que se realizan para ayudar a los difuntos.

La comunidad parroquial acompaña a sus miembros durante toda su vida: desde el nacimiento hasta la muerte. Lo hace ofreciéndole la riqueza de la cercanía y la salvación de Dios a través del anuncio del Evangelio, los sacramentos y la vida de amor. Es lógico, por tanto, que sea la propia comunidad parroquial la que dé el último adiós a un difunto y ruegue por Él al Señor misericordioso. No obstante, es posible celebrar la Misa exequial en otro templo.

La exequias en el Magisterio de la Iglesia:

«354. ¿Qué relación existe entre los sacramentos y la muerte del cristiano?
El cristiano que muere en Cristo alcanza, al final de su existencia terrena, el cumplimiento de la nueva vida iniciada con el Bautismo, reforzada con la Confirmación y alimentada en la Eucaristía, anticipo del banquete celestial. El sentido de la muerte del cristiano se manifiesta a la luz de la Muerte y Resurrección de Cristo, nuestra única esperanza; el cristiano que muere en Cristo Jesús va “a vivir con el Señor” (2 Co 5, 8).
355. ¿Qué expresan las exequias?
Las exequias, aunque se celebren según diferentes ritos, respondiendo a las situaciones y a las tradiciones de cada región, expresan el carácter pascual de la muerte cristiana, en la esperanza de la resurrección, y el sentido de la comunión con el difunto, particularmente mediante la oración por la purificación de su alma.
356. ¿Cuáles son los momentos principales de las exequias?
De ordinario, las exequias comprenden cuatro momentos principales: la acogida de los restos mortales del difunto por parte de la comunidad, con palabras de consuelo y esperanza para sus familiares; la liturgia de la Palabra; el sacrificio eucarístico; y “el adiós”, con el que se encomienda el alma del difunto a Dios, fuente de vida eterna, mientras su cuerpo es sepultado en la esperanza de la Resurrección».

Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica

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