La oración más poderosa

La Sta. Misa es, sin duda, la oración más poderosa que existe, ya que es el mismo Cristo quien ruega por nosotros. Cada uno podemos ofrecer la Misa por nuestras propias intenciones a nivel personal, pero cuando es el sacerdote quien la ofrece, ya no se trata de una persona en particular, sino de la Iglesia misma, de Cristo mismo –a quien el sacerdote representa– quien toman esa intención nuestra y la presenta ante el Padre.

Encargar intenciones de Misas por los difuntos o por los vivos o por diversas intenciones es algo no sólo muy recomendable, sino extremadamente agradable a Dios y tremendamente eficaz. Especial mención merece la costumbre centenaria de ofrecer 30 Misas seguidas por el alma de un difunto: son las Misas gregorianas, llamadas así por el Papa Gregorio VII, quien tuvo la experiencia de ver cómo un alma entraba el cielo después de haber ofrecido por ella un mes seguido el sacrificio de la Eucaristía.

Para encargar intenciones de Misa, sólo hay que dirigirse al Despacho parroquial.

El estipendio

─¿Cuánto vale una Misa?, se oye a veces preguntar a la gente.

─La Misa tiene valor infinito, habría que responder.

Y es que, aunque diéramos todo el oro del mundo, ¿qué sería comparado con el tesoro infinito de salvación y de gracia que se nos concede en cada Eucaristía?

No, la Misa no tiene precio. Sin embargo, sí es verdad que el culto genera gastos: vino, formas, velas, vasos sagrados, ropa litúrgica, etc. Y por otro lado, es de justicia que el sacerdote reciba una pequeña compensación económica por su labor. Por todo ello, la Iglesia ha establecido un “estipendio”, o donativo orientativo para aquellas personas que desean encargar una intención de Misa. Para más información, consultar en el Despacho parroquial.

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